Uno de los aspectos de las múltiples áreas de la seducción nos introduce en el erotismo. El erotismo es asimismo un sitio natural en el ser humano, porque hace a la vida sexual y este es uno de los centros de nuestra persona.
Podemos decir lo mismo acerca de los mensajes de texto (en especial si has estado bebiendo). Envíate el mensaje a ti. Experimenta abrir el teléfono y leer el mensaje tal y como si ella te lo hubiese mandado.
Sigues a su lado pues aunque te humilla y maltrata, también tiene sus cosas buenas, y tras abusar de ti, se arrepiente y te dice que te quiere. Tú tratas de mantener al narcisista contento a fin de que no saque su ira y la lance contra ti. Vives hipervigilante, con temor al próximo rapto.
Supongamos, algunos tienen apego a fumar, pero la pareja no fuma, por amor uno deja de fumar cerca de ella, no desea decir que dejas de fumar, sino evitas hacerlo cerca de ella, a eso le llamamos amor, a ceder.
Del mismo modo, se descubrió, que en su gran mayoría, los trastornos de la erección no son debido a un inconveniente mental o bien psicológico, sino, a enfermedades físicas, esto es de alteraciones en el organismo.
Doy ejemplos de sus ataques de celos: leía mis mensajes, me espiaba, me seguía a todas s, escuchaba mis conversaciones, interrogaba a mis conocidos. En una ocasión, llegó a encerrarme en casa y, en otra, incluso me hirió.
Una relación seria es la que da a la pareja una dimensión de encuentro definitivo; de estimar compartir con él o bien con ella los instantes más gratos de la vida. Esa relación seria se da cuando el grado de madurez se combina con los más altos niveles de confianza personal y de la otra persona.
Por lo estrecho del conducto anal habitualmente el condón se queda atrapado parcialmente y con los subsiguientes movimientos de penetración el pene queda absolutamente descubierto. Los amantes han de estar conscientes de que esto puede suceder para evitar riegos de infección.
Hasta ella llegan deseos imposibles, amores obsesivos y escenas lascivas. Asimismo lo indecente, lo inmoral, lo impúdico. Si bien irrumpa en el cerebro una imagen inesperada, con su carga de arrogancia o bien vulneración, la cabeza no tiene por qué rendir cuentas.